martes, 14 de diciembre de 2010

Comparando la vida y la flor

Podríamos comparar
la vida con una flor.
Que nace, florece
para finalmente
le llegue la muerte.

Cuando nacemos
en el vientre materno.
Es la semilla
que abre y estalla
de una nueva vida.

Nosotros los humanos
tardamos años
en lograr florecer,
es cuando el alma
se siente viva,
entre el amor.
Es cuando la flor
abre el capullo
frente al Sol.

Finalmente
llegamos a la muerte,
algunos con metas
pendientes.
Que son esas
flores que antes
de llegar a florecer,
caen y se marchitan.
Los que lograron florecer
mueren en calma,
por ha ver vivido
en plenitud.

Por eso pienso
que podríamos
compáranos con
una flor.
 
 
 
 
Derechos reservados a César Desiato

Un vagabundo y la segunda parte

Esta es la primera parte, cuando buscado otras cosas, me volví a encontrar con mis letras de cuando comencé a interesarme en escribir en mi adolescencia. En ese momento no conocía  el amor y no había tenido nunca pareja, eran anhelos de encontrar esa mujer especial.




Soy un vagabundo en el amor
caminando por la ciudad buscándote a ti.
Tranquilo sé que te voy a encontrar,
porque sé que tú también me buscaras.

Porque tú me soñarás a mí
tal como yo te he soñado a ti.
Quizás te estés preguntando,
si nos hemos cruzado alguna vez.
Tal como yo me lo he preguntado.

O si nos hemos rozado nuestra piel
en nuestras prisas y nos perdimos,
otra vez entre la multitud
y quizás algún día nuestros
sueños nos unirán a los dos.
Y ya no podré separarme de ti
porque esto es amor de verdad.



Este escrito es de estas fechas, porque al leer el anterior sentí cuantas cosas en mi cambiaron, que perdí mi inocencia.
No es que ahora me sienta más maduro, pero es lo que hoy en día pienso.




Vagabundo sigo siendo
en busca del amor
ese que se dice verdadero.
Es un camino cubierto
por cientos de piedras.

La primera vez
que lo escribí
al releerlo
me vuelvo ha encontrar
con la inocencia
que extraño
y en calle la perdí.

Sigo caminando
por la ciudad,
con una misma pregunta.
Si la encontré
y la perdí
entre la prisa
de la gente.

Ya no me siento
el niño que hace años fui.
Pero con la misma
ilusión de formar
con ella una familia.
Pero sé que no se
donde esta.

Seguiré caminando
quizás un día
me tropiece
con la que será
mi destino.

 






Derechos reservados a César Desiato